jueves, 31 de enero de 2019

Pierde cuidado

El sol no siempre te alumbra
pero el café siempre está ahí.
No necesito tiempo,
no necesito cordura,
solo necesito que lo que viene no me sorprenda.

Te pregunté ¿Cómo estás?
Me pregunté ¿aquí estas?

Nooooooo

Quédate, no te miento, soy ese.
El que se arrepiente,
el que gasta la otra tanda,
el que sabe,
bueno, el que intenta saber,
pero siempre tú sabes más
¿Será?

No pienses

#ÁcidoNeurótico

Realidades y sueños

Realidades y sueños
pesadillas y luz.

Solo mortales.

Momentos,
algunas veces solo sombras,
otras veces de alegría.

Pero somos
y volveremos a ser.

Mientras tanto me quedo en tu mirada…

Quizás solo ahora,
quizás solo en la noche.

Mi pensamiento te visita
sin necesidad de invitación…
así afuera todo sea una mierda.

#ÁcidoNeurótico  

miércoles, 30 de enero de 2019

Hoja sin tiempo

Las palabras fueron como horas
que recorrían mis pupilas,
los renglones, las tildes, los puntos,
los interrogantes, las afirmaciones,
los espacios en blanco,
lo que no se leía,
todo a veces como ceniza.
En esas hojas,
historias para muchos pero una sola realidad para mí,
a veces el frío de la noche
acompañaba la luz de la lámpara en aquel libro,
el café medio calentaba la noche
como si la madrugada esperara mi melancolía,
y la debilidad me llevaba a cada página
buscando reconocerme en alguna línea de más.
Y en aquella vuelta de página
apareció una hoja ya poco verde,
los años recorrían sus pliegues,
era como si de otra época
un viajero hubiera llegado a dejarla
para leer el tiempo en su figura…
El tiempo se detuvo aquella noche,
se confundieron la hoja del papel
y la hoja del árbol,
me llevaron a mis años de infancia
donde recogía del campo las hojas caídas,
me llevó al hoy donde intentaba ser hoja de Whitman,
ser líneas de un barco ebrio,
fue como si aquellas hojas
detuvieran el ayer, el hoy y el mañana
en una fracción de segundo,
en un momento de donde la mente
cruzó todas las dimensiones..
Y aquella noche
fuimos las hojas y yo
una sola hoja sin tiempo.

#Poesía 

martes, 29 de enero de 2019

Una eternidad

Dos cuerpos que se desean,
dos mentes que se buscan,
dos corazones queriendo latir más rápido,
dos pieles que se buscan en la medianoche;
un solo sentir,
una noche,
una madrugada,
un bolero,
un ahogo por la distancia,
un café,
un whisky,
una eternidad
no sentir su piel.

#Poesía

viernes, 25 de enero de 2019

Desdúdate

Acaba la pesadumbre de tus días grises,
camina por el bosque oscuro,
deja las cadenas en el ayer,
las cicatrices quémalas con el fuego de tu piel,
por la ventana del tren bota las palabras viejas,
no busques en las páginas del tiempo andado.
Lánzate al abismo, conócelo,
sal, sube, vuela otra vez,
deja que tu cabello sea viento de nuevo,
déjate encontrar, deja escuchar tus pasos,
se brisa de mar,
pasos en la arena,
se lluvia, agua de río,
sudor, sonrisas,
se mañana nueva,
se camino en el páramo,
luz en la calle nocturna,
se instantes de vida.
Desaprende,
quítate los miedos, el vestido opaco,
desnúdate el alma,
saca los miedos,
píntate los labios.
No más suspiros a la nada,
no más cafés a la nostalgia.
Cierra los ojos y ve al hoy,
al ahora,
a ese libro,
a ese brillo en tus ojos,
a tus labios en busca del beso,
a tus manos en busca de la caricia,
a tu sentir en busca de la complicidad…
hoy déjalo todo,
se tú, tiempo,
brilla más,
desdúdate.

#Poesía

jueves, 24 de enero de 2019

Noches de Crab´s

Noches de Crab´s,
luces de neón,
licor de satisfacción,
rock and roll y locura.
Pantalones de cuero
en la atmósfera del no tiempo,
en las mesas
miradas y bocas llenas de deseo,
labios rojos,
miradas de 2 am,
besos,
su cintura,
inolvidables noches.
En la tina la canción de Morrison,
en la barra The Rolling Stones,
en sus ojos el concierto
y en su muslos mi último whisky
de aquella madrugada.

#Poesía

martes, 22 de enero de 2019

Volcán

Y aparece la estrella
en lo alto del volcán encendido,
la tierra en sus adentros retumba
corriendo a borbotones por la sangre,
esperando su frío sepulcral,
silencio, oscuridad.
Mañana quizás  vuelve  a hacer
erupción de besos.

#Poesía

lunes, 21 de enero de 2019

Tu nombre

Grandeza en tus pasos
que salen cada mañana
en la conquista del mundo,
de los sueños, del hoy,
del universo.

Luces hermosa a la mañana
que llega a tu rostro y ojos,
regando vida en la flor
que renace con cada rayo de sol.

Oda que nace desde
este rincón a tu día y afán,
a tu alma que corre como el
viento en tu camino del que hacer,
libre, majestuosa.

Radiante tu sonrisa el rostro enciende,
a tu paso hasta el aire se hace más liviano,
tu camino se abre
y tu voz hace vibrar todo,
hasta mi melodía lejana.

Iluminas tu vida, tu día,
la mía, mi día
con tan solo despertar,
iluminas mucho más
que el resplandor del rayo
en la noche más oscura,
impregnando a la vida de tu ser,
energía y alma.

Anda, corre, vuela, sueña,
hazlo, cúmplelo, camínalo,
tus manos, tu vida, tus pies,
tu ser son todo el motivo,
no te detengas, que nadie te detenga,
yo te acompaño.

#Poesía

jueves, 17 de enero de 2019

Miedo


En alguna lucha con el torvo fantasma: El miedo.
E.A.P

Aquel corcel dorado rompía el bosque,
trémulo de hielo
soportaba en su lomo el peso
de mi cuerpo negro y sombrío.
Miles de caminos se abrían al paso del galope al garete.
Días, noches, más noches oscuras
percibían el feroz andar de mi alma taciturna.
Ante aquel castillo de torres doradas
y de vitrales carmesí,
se detuvo el corcel y huyó;
me enfrente a la majestuosidad 
del inefable sitio y
sentí como poco a poco
mis adentros se desmoronaban
al no alcanzar el escudo de bronce;
era aquel fantasma
que ultrajaba mi ropa,
mi cuerpo,
me detenía en mi ascenso.
Y el corcel se tornaba tan lejos
que mi voluntad acaeció y de repente
me abrazó la llanura húmeda
nublando mi vista,
opacando este palpitar lento.

#Poesía

miércoles, 16 de enero de 2019

Si pudiese regalarle una casa

Si pudiese regalarle una casa
tendría que tener un jardín enorme
para que la noche fuera ella y las estrellas,
la madrugada su piel y las galaxias.
Si pudiese regalarle una casa,
tendría muchas ventanas para las aves de su día a día
y muchos árboles para sus nidos,
muchos sueños para sus alas.
Si pudiese regalarle una casa
tendría una fuente y una cascada,
para que cada mañana el agua
bañe su aire y su piel cual montaña al río.
Si pudiese regalarle una casa
tendría un comedor enorme
para compartir la bondad de su corazón
y la grandeza de su alma.
Si pudiese regalarle una casa
empezaría por su diseñador,
obrero y constructor,
para que más que regalársela,
pudiera construírsela también.
Hoy aun no tengo para regalarle la casa,
pero de seguro ya se la estoy haciendo
cuando en las noches veo las estrellas y galaxias,
cuando escucho sus aves en mis oídos,
cuando escucho su lluvia y su sentir…
Sé hoy su casa son mis sueños
y su jardín mi querer,
y quizás con paciencia y caminando juntos
este amor sea la mejor casa en la playa azul
de su domingo de abril.

#Poesía

martes, 15 de enero de 2019

Lágrimas de madrugada

¿Qué me falta para llegar a la luz?
¿Cómo saber si fue hecho el bien?
me enfrento a mí mismo
cada noche, cada madrugada y cada mañana;
los muros cada vez más altos
me torturan y estremecen,
me guían y me conducen sin sentido…
¿Fui buen hijo, buen esposo, buen padre, buen amigo?
¿Qué soy?
mil preguntas para definir
lo que no se puede pensar,
solo la piel es testigo de lo hecho,
de lo dado,
de lo guardado,
de lo sufrido,
solo el suspiro sabe de los sacrificios,
de lo dado sin esperar nada a cambio,
de las largas esperas sin sentido,
de los hospitales de medianoche,
de la asfixia detrás de aquella sonrisa
¿Vivir, morir, renacer?
¿Quién eres?
¿Quiénes somos?
no hay respuestas cuando
el sentir es lo único que queda;
Y se vale llorar,
en esta vida efímera
y se vale ser sincero porque no hubo
más lealtad
que mis lágrimas de madrugada.

#Poesía

domingo, 13 de enero de 2019

Oropel

Se sacudía la mente en aquella estación del sur,
las cicatrices eran solo la muestra de caminos sin rumbo,
batallas libradas en campos ajenos,
dolores que despertaron en la madrugada,
sed de tiempos de sangre
donde las dagas apretaban el costado más débil.
Las mentiras se pegaban a la piel como
garrapatas a la presa más débil,
en el corazón la verdad
buscaba su lugar en ese caos,
las máscaras como teatro romano
jugaban con mi esencia,
y yo iba tras de ellas
como actor de tragedia
sin saber de su fin.
La medianoche leal solo fue espejismo,
en la prendería quedaron los regalos dados,
en el ayer quedaron
los besos brindados con el alma,
la tinta de aquellos poemas se diluyó,
el precio de lo que no valía se supo.
En esa estación del sur
todos los trenes eran maquinas del ayer,
al mañana ninguno iba,
los destinos no valían ya la lucha,
la verdad era anunciada
a las doce en punto de la medianoche,
y la soledad en esos pasillos llegó,
las apariencias se marcharon en cada vagón,
los adornos, los engaños,
el oro no brilló más en la noche sincera.
El humo acompañaba el andar
como presagio de una madrugada tenebrosa,
ya no se oían pasos,
ya no se  escuchaban voces,
al fondo un corazón
guiaba al destiempo.
Las mariposas del amanecer,
cansadas,
iniciaron su último vuelo,
atrás el oropel…
¿Todo sería en vano?

#Poesía 

Contigo

Quisiera convertir en realidad el suspiro de medianoche,
traspasar el tiempo para descubrir por fin esos ojos;
quisiera en los bolsillos el tiquete del tren y los cafés pendientes,
quisiera que mi sentir fuera la palabra en tu oído
y no la línea del destiempo,
quisiera ir a ti,
llegar con la mañana, la tarde o la noche,
quisiera ser el ya y no un quizás,
quisiera ser el tiempo y no un reloj,
llegar por fin con la melodía oportuna.
Porque contigo quiero reír sin miedo,
conversar sin apariencias,
invitarte un café,
si el bolsillo da quizás dos,
porque contigo quiero un momento,
ver en tus ojos los viajes,
contigo un suspiro deseando ser un ahora,
y ese suspiro tiene mi nombre
deseando ser el tuyo.

#Poesía

jueves, 10 de enero de 2019

¿Señal?

De nuevo regreso a la inconformidad del tiempo,
donde los segundos recorren cautelosos la impaciencia del no-hacer,
regreso a la habitación lenta y oscura de la inutilidad,
observo que tan solo falta un soplo de aliento, una llamada,
una señal desde la oscuridad o quizás del infierno en llamas,
alguien que guíe el rumbo,
un viento que conduzca por lo menos
hacia algún destino inmediato y pasajero.
Deseo despertar con un nuevo aliento,
con nueva mirada,
caminar sin pensar, caminar sin regresar al pasado,
caminar hasta la esquina de la vida.
Entre tanto espero el remolino,
huracán que derribe mis paradigmas, mi quietud,
espero la señal desde mi rincón oportuno,
espero que quizás mi interior
reconozca la quintaesencia del vivir o del morir.

#Poesía

Pagar la cuenta

Se presentó de repente,
como un ángelus
iluminó el lugar con una belleza extraña,
todo se detuvo,
se sentó justo frente a mí,
no me miró pero me deslumbró,
quizás igual que yo,
no se atrevió a nada,
se marchó;
mi cuerpo me impulsó a seguirla,
salí de ese hechizado sitio en busca de ella,
corrí,
y a mí espalda alguien me dijo:
Señor  ¡Se le olvidó pagar la cuenta!

#Poesía

miércoles, 9 de enero de 2019

El jardín eres tú

                                                                                               A tus flores, mujer, flor.

En las flores de tu vestido
habitan los suspiros de la lluvia,
los anhelos de la tarde,
la esperanza de un amanecer...
en las flores de tu hoy
eres el jardín que irradia la belleza de muchas rosas,
jazmines, amapolas…
en tus ojos se oculta el mar de medianoche,
íntimo, inmenso, infinito
y miro tu cabello como invitación
a ese universo de jardines,
contemplo la canela de tu piel
y huelo el aroma de un ya inacabable.
No son las flores de tu vestido,
es la sensualidad de tu presencia
que hace imaginar esos colores en tus mañanas,
en tus deseos,
en tu pasión.
Llévame a ese jardín de aire fresco
y noches cálidas,
invítame a la ensoñación....
Labios de rosas, piel de girasoles,
locura de la inspiración,
el jardín eres tú.

#Poesía

martes, 8 de enero de 2019

Virus

La entrada, allá,
llamativa, abierta,
sin darme cuenta,
poco a poco,
con pasos lentos,
penetro a ese laberinto del virus…
y me doy cuenta que también soy virus,
virus solitario.
Espero, espero y espero;
llegó la hora de la compañía,
diez o quince minutos 
y retorno a mí soledad.
Mañana quizás todo sea igual.

#Poesía

Azul y dorado

Mi tren al sur
se detiene en el éter del absurdo.
Quizás lo abstracto es familiar,
pero su mundo no es así,
totalmente diferente,
inmarcesible.
Ahora es azul y dorado
recorriendo melódicamente
la travesía oculta
sobre un espíritu de alevosía.
Quizás solo tu azul
es el necesario
para la ruta opuesta a la soledad.

#Poesía

lunes, 7 de enero de 2019

¡Hoy será mí día!


Despertó aquella mañana de un día del mes de abril; estaba radiante, desmaquillada, despeinada, el brillo de sus ojos era tan natural, hacía un par de años ya que sus cicatrices se habían cerrado por completo, su cuerpo y alma lo sentían. Se preparó su café, tomó una ducha, ese día era un viernes, se vistió con sus jeans, tacones, una blusa blanca con transparencias sensuales y se dirigió a su oficina; mientras conducía en su auto, escuchaba aquella canción que le llegaba al alma, por las ventanas de su auto miraba las calles con olor a brisa de mar, las palmeras, los semáforos,  el trafico la detenía y aprovechaba para devolver la canción, por una extraña razón sentía que ese día esa canción tenía algo diferente, la había acompañado en algunas tristezas pero sentía como un suspiro en ella, como si alguien se la estuviera cantando al oído…

Transitaba ese día entre la laguna y la playa, en uno de los semáforos, a su lado, se detuvo un coche y observó a un hombre cantando a todo pulmón la canción que ella también iba escuchando, esto le pareció muy llamativo y una bonita casualidad, de repente ambos se miraron, todo un mundo de posibilidades hay en dos miradas que se cruzan repentinamente, el semáforo cambió a verde y cada uno continuó su viaje, dos miradas, un cataclismo...

En su oficina esa tarde cantaban los pájaros como nunca, llegó el cliente de la tarde y la sorpresa fue ver que el cliente era el hombre que se había detenido en aquel semáforo cantando la misma canción, ambos se miraron, algo pasó en esa mirada que los hizo sentirse conocidos, sonrieron, se presentaron y conversaron sobre sus negocios;  ella era manager de una agencia de modelos y de publicidad, él un empresario que necesitaba un lanzamiento para su marca, ambos sabían que se iban a tomar un café y no en la oficina.
Días después ya conversaban no de negocios sino de sus vidas, empezaron a compartir sus gustos, su música, las charlas con café eran más frecuentes, duraban hasta tres, cuatro horas conversando, ella era viajera del mundo y le contaba sus historias, a él le fascinaba la naturalidad con la que hablaba, le sorprendía que detrás de ese rostro tan hermoso, de las múltiples caras que tenía en sus eventos, fuera tan sencilla y tuviera tanta bondad en su corazón.
Ambos cansados de cenas en restaurantes finos y de lujos a veces innecesarios, caminaban por la playa, hablaban de la vida, del amor, del desamor, de las almas, de su proyectos, de sus hoy, en la noche de ese día ella lo llevó de la mano por el parque, lo llevó a su casa, preparó la cena y lo besó como se besan a los amores que se esperan toda la vida, él recorrió su piel como si su destino por fin hubiera sido encontrado, la ropa por todo el suelo, le besó la espalda como quien besa un ángel, le besó el resto como si el fuego estuviera en sus labios, por fin había amanecido en sus cuerpos y habían validó todas las noches oscuras en soledad. 
Se conocieron tanto en tan poco tiempo que nunca había sentido tantas emociones y sensaciones; pero aquella mañana recibió una llamada de él: “debo viajar hoy mismo, ya estoy en el aeropuerto, solo serán un par de semanas”. Ella se dijo a sí misma, no vida, otra vez no, ya había sufrido mucho por eso anteriormente, sus cicatrices tenían ese nombre: la distancia.
La vida le tenía una prueba pero sabía que ella la resistiría; no pasaba ni un solo día que él no la llamara o le escribiera, le envió cartas a mano, le enviaba canciones, le hablaba al teléfono como si estuvieran cerca y aun así, con la distancia, cada día se sentían más unidos, eran ellos, no hacía falta nada más, salvo estar de nuevo juntos para sentirse desnudos de alma y cuerpo.
Un día él no le escribió ni la llamó, ella lo intentó ubicar pero fue imposible, como solo eran un par de semanas ella no tenía más números de teléfono a donde ubicarlo; pasó un mes y ella no tenía noticias de él, las noches de insomnio volvieron, la depresión también, ya había vivido eso y solo se preguntaba ¿Por qué otra vez, por qué vida me va tan mal en el amor?
A él un terrible accidente en auto lo dejó en coma, treinta días en que el mundo no existió para él, las esperanzas de que regresara a veces se diluían como una gota de agua en el mar; un día despertó, sentía en su mente que alguien lo había estado llamando en todas esas noches y días en oscuridad, como si una mano lo intentara sujetar, como si al oído la voz de ella le susurrara que lo estaba esperando, que se apurara, que no se marchara aun. Tomó su teléfono y la llamó, cuando ella lo escuchó, lloró, un llanto que la había ahogado muchas noches, no podía entender que había sucedido, porque él se había desaparecido así, hasta que él le contó todo.

Aquel día cuando iba camino al aeropuerto se detuvo por casualidad en ese mismo semáforo donde se vieron por primer vez, mirándose en el espejo se aplicó lápiz labial rojo  y casi como una casualidad del universo volvió a sonar en su radio la misma canción que cantaban aquel día de abril; cuando él la vio, la abrazó como se abrazan a las personas que se han esperado toda la vida, se arrodilló y le pidió matrimonio, le dijo que desde aquella tarde de abril supo que la había encontrado en esa canción, que esas noches y días que no existieron para él era ella la que lo había salvado y que desde ahí siempre es de noche, pero su sonrisa y su piel es la luz que quitó la oscuridad y la desea contemplar muchos instantes, que su vida deseaba un solo amanecer, su amanecer.
Ella supo, cuando lo vio de nuevo, que ese día de abril había sido su día.


#Cuentos