viernes, 29 de diciembre de 2017

De nuevo caminando

De nuevo caminando por los recuerdos vivos en mi mente, en mi cuerpo,
comienzo a sentir aquellos momentos diáfanos
que en un entonces se convirtieron en un soplo de vida alegre,
en un espejo de sol y luna, en una canción clara y oscura en sus notas,
muy íntima en su significado personalizado.
¿De nuevo vivo o mis vivencias se convierten en vida renovada?

Quizás ahora necesito un nuevo soplo de vida,
una canción inconclusa que desea ser terminada o recomenzada en sus acordes inexplicables.
Vuelven y me persiguen fantasmas conocidos que se habían ido de viaje,
que se encontraban en la isla negra, en la isla de polvo,
en la que suelen estar los fantasmas esperando ser desempolvados,
aunque ahora hay algunos nuevos espectros que no dejan de preguntar por el alba.

Con ropaje, cicatrices y andar nuevo escribo para alentar a mi espíritu,
para comenzar a acompañarlo con figuras de espinas, con figuras de negro
que pululan a mi alrededor , pero en sus entrañas el negro desaparece
para convertirse en una luz desconocida, en una luz larga, rápida, incandescente.
Ahora comienzo a andar por caminos poderosos, por sendas turbias
que alientan a atravesar las cataratas de la felicidad oportuna y corta.

jueves, 21 de diciembre de 2017

Reencontrándome

Recuerdo como las horas, instantes ínfimos de placer,
se fueron consumiendo lentamente en la aurora gris,
cada una y cada soplo de humo fue consumiendo la vida con fulgor
pero sin contar con el futuro instantáneo,
con el presente extendido a dos segundos;
siempre se alargaba hacia la cúspide el sufrir,
los ideales de polvo blanco de luna y de rayos dorados
circundaban los pulmones eufóricamente, pero quemaban.
De repente manos extrañas se acercaban para complementar
la hoguera de situaciones, algunos uniéndose piel con piel,
poro a poro en mis sentidos;
otras desmembrando mi último aliento
hasta agotar el inventario de mis pensamientos.
Ahora recuerdo la vuelta de la esquina
que vio mi caminar lento, taciturno,
recuerdo la lluvia que cubrió mi cabello
hasta disolverlo en una hoja en blanco
plasmando esas alas negras cuadro a cuadro.

Es ahora cuando comienzan caballos sin crines a redoblar,
su escalofriante galopeo se siente en toda mi sangre,
caballeros cuasiespadas atormentando la soledad amada
de mi silla nocturna,
musas como pocas que logran descubrirme
en una sola mirada, todos mis miedos en uno solo,
en una sola llamada calcinante,
hoguera traspasando arterias.

Entraña lo desconocido de un alma no común,
no heroína de triunfos básicos,
y ella se encarga de encontrar la pregunta aguda…
aguda, embriagante, clara ¿Confusa?
locura, desespero, sentidos, piel, alma,
corazón llevando al extremo de la no-razón, de la no-verdad, no, no, no.

Recuerdo como cada soplo de aliento
se enfrentó derrotando mis instintos de gladiador silencioso,
héroe sin batallas, cóndor sin paramo.
Frio, escalofrío, calor, no-existencia, silencio,
fantasmas humanos escrutando el sepulcro
de mi respirar cansado, música ensordecedora ¿muda?
un muro de humo queriéndome envolver en su interior
y llevarme al abismo de las almas;
corro, corro, camino despacio, lento,
me oculto detrás del rayo, aparentemente me refugio,
pero detrás del rayo la tormenta es más fuerte
y lo incandescente va por dentro;
se iluminan aquellos miedos que se salen por los ojos,
mirada vulnerable y no valerosa.

Recuerdo a todas, a cada una danzando
interiormente en carnaval romano,
fornicando con mis máscaras, quemándolas,
dejándome transparente a los ojos de Calíope,
sin parapetos, sin nada, todas se llevaron lo mejor de mí,
de mis días, de mis luchas y así la madrugada
haya sido de soledad,
no les quede debiendo ninguna gota de sudor.

¿Merezco el abrazo cálido en el fondo del mar?
Las corrientes tibias corren por lo alto,
mi egoísmo no me deja alcanzarlas
¿demasiado tarde, muy temprano, justo ahora?
“Alguien recordaba su máscara blanca, gris, tragedia, horas, años, siglos”.

Me aferro ya no al recuerdo sino a alas diáfanas
que alcancen a cubrir
desde lo alto mi mirar,
me aferro a ese aliento,
catarsis en el interior que avive mis sueños de nuevo,
me aferro al universo,
a mi amigo de quinientos años,
a mi sangre sonriéndome,
me aferro a mis letras, a mi café, a sonrisas claras,
me aferro a las no máscaras…
reencontrándome. 


domingo, 3 de diciembre de 2017

La Soledad

La soledad, sus cuervos, sus perros, sus pedazos.
Juan Gelman


Una de las noches más largas,
a lo lejos oscuridad y neblina,
sin puerto y en tormenta,
sin destino y en viaje.

Muchos demonios, un ángel caído en el hielo,
el cielo con una melodía lejana
y en la mente el infierno queriendo ganar.
El demonio dominaba
y la lucha perdida,
mares de dudas y granizo,
gotas del cielo que quemaban la piel,
algunos rostros conocidos solo señalando,
escaleras hacia abajo y sin señales,
lo que antes era luz ahora era ceguera.
El juego de la vida ganando,
el mayor silencio retumbaba en el alma,
ahogaba y llenaba de cicatrices,
el silencio de una despedida sin manos, ni abrazos,
la despedida del dolor,
la despedida del hoy, la que apuñala el costado más fuerte.

Los cuervos fueron míos,
la tinta diluida en gotas de sal también,
las hojas en blanco estaban manchadas de otro tiempo,
solo pedazos de segundos en negro.
Ningún Dios llegó,
solo sombras que llevaron a cuatro paredes,
solo sombras sin glorias, ni señales.
Los perros fieles de la oscuridad,
las musas del insomnio,
el licor del fuego,
el otro lado del silencio,
la puta locura,
la soledad. 

Sin ti.

(Mantra) Óyeme… no me esperes!!

No, no hay forma…
no, no quiero pensar,
pero aún lo hago
pero no pienses en mí, no …
piensa en ti, sin aferrarte
sin rayarte
sin juzgarme
sin morirte… óyeme

Óyeme…. No me esperes.. No.
Apártame de la sombra… piérdete!!

Si, trasciendo
quizás te sorprenda
escúchame
óyeme….
si quieres…
quizás!!

Óyeme…. no me esperes
Óyeme… no me esperes

Víveme, palpítame
Respírame, bríndame…

Inténtalo

Óyeme 
No me esperes… 

Sin ti.

#ÁcidoNeurótico