lunes, 30 de diciembre de 2019

Ella

Cabello de oro
en el azul de su mar,
luz de cielo
en su suave aura de ángel.
Como las notas
de un piano,
su presencia envuelve,
eleva, trasciende;
cada gramo de aire
se llena de encantación.
Ella, que hace soñar
noches,
pasos de madrugadas,
mañanas de cafés,
ella, que hace sentir
con solo imaginarla,
ella, melodía transparente,
seda de flor,
lluvia de ahoras.
Ella, que mira al hoy
y detiene al tiempo,
lo hace volar
como estrella
en las constelaciones de sus ojos.
Un segundo eterno
en su manto de hermosura,
eso.

#Poesía

domingo, 29 de diciembre de 2019

A ti, mi linda Gloria

Surrealista ensoñación de colores,
llegas como tormenta,
huracán,
como rayo iluminando,
retumbando en mi horizonte.
Tu voz,
vibración del universo
llevándome al limite
de la locura.
Tu sonrisa
quitándome el tiempo,
deteniendo mi reloj derretido,
destruyendo la realidad,
llevándome a los sueños,
a un ya diferente.
La suavidad de tu rostro
me lleva a la medianoche
de suspiros,
tus labios,
a morder mi pasión
cansada de la distancia.
Mi delirio no da tregua,
te persigue en tu atmósfera íntima,
te desnuda,
a tu oído,
el secreto de mi frenesí.
Y llegas a mí,
me haces tuyo,
reclamas tu mundo,
me dejas entrar en ti…
fuimos,
somos,
soy,
de ti.

#Poesía 

A veces me pierdo

A veces me pierdo
en mis laberintos,
allá, batallo con mis agujeros negros,
con la melancolía de todos los tiempos y
la nostalgia del mañana.
A veces, me alejo
para no herir, no gastar, no incomodar
por lo oscuro de mi mente.
En ese abismo, me rasgo los pulmones,
las ampollas en los pies me sangran,
la piel se arruga,
la sonrisa se va,
el café no calienta,
el whisky no está.
A veces, deseo con toda mi alma,
pero me oculto del mundo
en una sombra sin camino
a la medianoche.
Lo sé, la conozco,
se coloca a veces su disfraz de perro negro,
de cuervo que me arranca los ojos,
las tripas,
y a la mañana me deja la mente
como campo después de una bomba nuclear.
Otras,
me quita el aliento, las ganas, los sueños,
el hoy,
me devuelve el peso del ayer
y me abre las cicatrices del dolor,
no por amor o desamor,
por las malas decisiones.
A veces me pierdo
y no encuentro la palabra correcta,
la canción precisa,
la hoja adecuada,
ser la compañía oportuna.
A veces me pierdo…
pero tarde que temprano,
me encuentro.

#Poesía

viernes, 27 de diciembre de 2019

Soy eco

Soy eco de la melodía de la vida,
notas de dolor, alegría, llanto,
pasos de cansancio, de lucha, triunfos,
soy eco de tiempos no míos,
de décadas en mis manos,
sombras de fuego,
cenizas de rojo,
manantiales dorados y negros.
Soy eco de insomnios,
de sueños lúcidos,
locura, sexo, sudor, pesadillas,
eco de años luz,
palpitar de big bang,
noches en vela,
amaneceres color canela.
Soy eco de todas las voces
de mi infancia,
del primer beso, el primer orgasmo,
soy eco de los mañanas inciertos,
los ayer sin memoria,
de los hoy de olvido.
Tengo en cada poro,
la cicatriz del caminar,
de levantarse con ganas y sin ellas,
en mi garganta los silencios
y los gritos al horizonte del dolor,
a las montañas de la realización.
Soy eco de mí mismo,
del que se pierde y se encuentra,
sombra, abismo, volcán,
daga, espada, escudo,
soy eco de sentir.

#Poesía

domingo, 22 de diciembre de 2019

Encuentro y algo más

Inocencia sublime,
delicada miel,
suavidad, inquietud, armonía,
imprimes al aire vida,
en la noche despliegas deseos.
Enardeces, ríes, muerdes,
cuerpo, aura,
como se sienten,
tacto, labios, delicadeza.
¡Late corazón, late!
Tiempo, emborráchate,
duerme,
observas,
se palpa,
intrínseca caricia,
hazlo,
el hielo derretido, romperá,
inefable interior,
acepta sin miedo.
Ves miedo, consigues nada.
Ínfima gloria, no temas,
permite lo que no conseguimos solos,
ata lo que juntos ilusionamos.
Mírame, lo necesito,
acércate, invítame un beso,
escucha nuestro interior,
sí, palpita, habita,
mirada diáfana,
hechizo,
desnudos,
sin final.

#Poesía 

viernes, 20 de diciembre de 2019

Coche a la nada


3:17 pm; el semáforo en rojo parecía una eternidad. Cerró los ojos, respiró profundamente, estiró sus brazos, también sus piernas debajo del volante y exhaló. Sintió en ese preciso momento, una palmada en la espalda y una voz que le dijo: ánimo, hay días en que el cansancio de la vida pesa, días en el que todo es la carga de muchos meses atrás, de años y de décadas, te entiendo, ese cansancio lo he sentido, lo he vivido, lo he vencido y a veces me ha vencido, ¿Quieres una cerveza?

Sentado en la barra del bar, esa voz le seguía hablando: hace poco renuncié a todo, literal, me cansé, mi mente explotó, mi cuerpo no resistió más el estrés de la vida, del dolor. Esa sensación la había tenido durante varias épocas de la vida, pero nunca como esta vez. Pero tranquilo, la vida siempre vale la pena. Relájate y respira. Ves esa mujer, en la mesa de la esquina, desde que entraste, te ha observado, invítale una cerveza, habla con ella, eso te desestrezará más.
En ese preciso instante, alguien en la rockola de aquel bar, colocó la canción “sympathy for the devil”, fue al baño, y aquella mujer, al mismo tiempo, también fue. Se miraron con la desidia y el agotamiento que la vida suele a veces causar, y ambos, al mirarse, entendieron ese desasosiego. De repente, sintió que algo no estaba bien, estaba frente a un espejo, alrededor no había nada. Un silencio perturbador llenó de angustia el rojo de fondo en aquel bar. Una sombra negra, con forma de mujer, salió de uno de los espejos, tenía los ojos color mar, los labios rojos como la sangre, el cabello como girasol. Lo tomó de la cintura, lo besó, y mientras lo besaba como nunca lo habían besado, en su mente, pasaron todas las escenas de su vida en una ráfaga de momentos: los buenos y los malos, todo en su mente era como si aquel beso fuera una máquina del tiempo. Repentinamente sintió que le arrancaba el corazón, y mientras lo sostenía en la mano, un chorro de sangre empezó a convertirse en su misma figura. Una voz, de nuevo, le susurró en la mente: Si estás cansado con tu vida ¿quieres venir conmigo?
En un abrir y cerrar de ojos, estaba de nuevo en la barra del bar, y al lado, aquella voz, la misma que escuchó cuando en la espalda le dieron una palmada. Le seguía hablando, pero cuando intentó ver quién era, no había nadie.

¿Qué me sucede, porqué esta presencia tan extraña? Un frío espontaneo le recorrió desde los pies hasta la frente, le heló los huesos, la carne, vio sus manos de nuevo en el volante de aquel coche, miró hacia atrás, y ahí, la compañía de aquel momento.
Cambió el semáforo a verde, los autos atrás empezaron a pitar, él, empezó a conducir de nuevo, todo fue un breve sueño, pero sabía que aquella mano en la espalda, si fue real. El viaje por la autopista había sido muy extenuante, y ya en la ciudad, mucho más. Por fin llegó a su destino. Abrió la puerta trasera, le entregó los papeles a quien le recibió y dijo: El sr Moreno murió hace 7 horas, el tráfico estaba pesado, casi no llego.
En ese momento el cadáver fue trasladado a la morgue para su necropsia. Y Louis, el conductor de aquel coche fúnebre, terminaba su trabajo por ese día.

#Relatos #Microcuentos #ÁcidoNeurótico 

Eres, tú.

Dorado ensueño
que en tu cabello
dibuja vida.
Rojo en labios
de anhelos.
En tus ojos,
colores de constelaciones
entre la aurora boreal,
y en ellos,
vientos atlánticos
que llevan universo,
poesía y magia,
todo, en la claridad
de tus pupilas de cielo.
En tu rostro
la melodía de la encantación,
elegancia de primavera
en cada sonrisa del hoy.
Mujer, eres también
los mares, la tierra,
los azules de verano,
la lluvia de abril,
el suspiro del bosque,
el aire puro del páramo,
eres el dorado del sol,
eres, tú, majestuosidad.

#Poesía 

miércoles, 18 de diciembre de 2019

Toque de queda


A mi Bogotá del alma, a todas las ciudades de mi nación,
a mi Colombia, país hermoso lleno de gente maravillosa.


Intenta callarme con tu odio,
con tus sirenas de guerra,
con las calles solas,
llenas de luces rojas y azules,
intenta callarme con
las armas del pánico,
del terrorismo oscuro,
ese, del que está detrás de un escritorio,
ese, el que solo genera miedo en los inocentes.
Intenta callar mis letras,
las voces de todos,
el clamor de un pueblo cansado,
intenta callar a los jóvenes,
a los nuevos estudiantes de la vida,
que con sus actos,
nos enseñan a no tener miedo.
Intenta callar a las risas de los niños
que juegan en sus columpios y quieren ser doctores
o superhéroes.
Intenta callar a los que con sentir,
arte, buscamos dejar una pequeña e ínfima huella.
Intenta callarme a la medianoche,
cuando mis vecinos piensan que todos somos el mal,
intenta callarme haciéndome creer que eres el salvador,
cuando eres el mal, la guerra, los niños asesinados,
los campesinos desplazados, los ríos de sangre,
los cadáveres de miles en fosas comunes,
cuando eres el odio contra un pueblo hermoso,
lleno de paisajes, vida, amor, paz,
lleno de personas que buscan dejar lo mejor en la vida.
Intenta callarme, gobierno infame
con tu toque de queda,
toque de guerra.
Pero la noche,
será de velas, de antorchas,
de ruidos que claman la paz,
de ecos de voces cansados de años y años
de tumbas sin nombre,
de calles de concreto corruptas,
de casa lujosas de políticos de turno
y niños muriendo de hambre,
de miles de jóvenes sin educación.
Intenta callarme con tu toque de queda,
mi voz,
toque de protesta.

#Poesía #ÁcidoNeurótico 

martes, 17 de diciembre de 2019

Pétalos rojos

Pétalos rojos
ennegrecidos por una bala,
sueños acabados,
ilusiones muertas.
Pólvora macabra,
manos asesinas,
mentes siniestras
ordenando manchar la paz.
Pétalos color sangre,
lágrimas de dolor,
a la tierra tu sufrir,
al viento el no olvido.
Pétalos rojos
escondiendo azules destinos,
alas manchadas
de cobardes escondidos
en cañones
de guerra mundial.
Tierra adolorida,
lluvia triste de noviembre,
rostros de desespero,
mentes agotadas.
Pétalos rojos
quitando el color
de las mejillas inocentes,
valientes,
flores que se apagan,
no hablan más,
no ríen,
pétalos rojos en
en el lodo,
que como selva de concreto
acaba con la vida,
fines no naturales.
Pétalos rojos
llanto ocre,
dolor neurótico,
y allá,
en el fondo de la tierra,
se transformaran en vida,
nuevamente.

#Poesía #ÁcidoNeurótico 

¿Qué letras escribirle a quien ya se le escribió de todo?

¿Cómo saber en dónde estoy en tu mente?
¿Cómo encontramos de nuevo sin distancia?
¿Dónde más poner mi surrealismo?
Cada madrugada, te busco,
en silencio,
en insomnios,
en sueños,
en amaneceres nucleares de desasosiego,
en los primeros cafés,
en estas montañas que anhelan tu mar,
que anhelan tus manantiales de medianoche,
el fuego de voz, de tus piernas,
de tu esencia.
¿Qué letras escribirle a quien ya se le escribió de todo?
Quizás las letras de las ganas en silencio,
quizás la palabra flor de octubre en una servilleta,
quizás las letras de un sentir taciturno
que toma café bajo la lluvia de noviembre,
quizás las letras de un poema
escrito en una canción que solo dos conocen,
quizás el lugar donde siempre es de noche,
o en las flores que circundan el camino largo, muy largo.
¿Cómo romper las cadenas del tiempo?
Hoy, me hago un grito de silencio
en esta hoja,
y vuelo a ti,
convertido en instante.
Quizás, lo sepas.

#Poesía 

domingo, 15 de diciembre de 2019

Pensar en usted



A usted, ensoñación canela.

Pensar en usted
en la tarde lenta,
cerrar mis ojos e imaginarme
reflejado en sus ojos,
cerrarlos
y sentir en mis dedos su cabello liso suelto,
en mis labios su piel suave
como gotas de agua quitando
la sequía de mis noches de insomnio.
Pensar en usted,
en sus sabores,
en su sonrisa,
en su cintura,
en sus piernas de llanuras,
en sus caderas de selva,
en sus paramos,
en sus ríos y mares.
Pensar en usted,
en su única e irrepetible presencia,
en sus días difíciles, oscuros,
pensar en usted
en la tarde lenta
y desearla con el afán del destiempo,
mientras el café cómplice
me dibuja la locura de su falda negra.

#Poesía 

sábado, 14 de diciembre de 2019

Dolor erótico


Todo estaba en el silencio más perturbador, la oscuridad reinaba, las sombras eran las dueñas de la vida. En el reloj, las 3:17 am. Recordaba, en su insomnio, como en su adolescencia fue muy introvertida, veía a su alrededor mujeres de su edad, más abiertas a vivir y tener experiencias de todo tipo. Ella, no salía de sus libros, de su cuarto lleno de anhelos pero no de momentos. Miraba la oscuridad de aquella habitación, y en medio de la luz de neón que se metía por la ventana, contemplaba, en el suelo, las sogas, los collares, las joyas, la ropa negra de látex, y eso la excitaba de nuevo. Todo empezó, cuando en la universidad conoció a Louis, con él, había perdido la virginidad, y la llevó por un mundo de aventuras sexuales que jamás imaginó. Le tapaba los ojos, le apretaba el cuello, le daba palmadas en las caderas, lo que al principio pareció ser raro, le fue llenando de placer, hasta el punto de pedir más y más. Pasó de relación en relación, Louis, la había dejado por otra, desde esa vez, decidió no enamorarse más de nadie, lo que fue desamor, se convirtió en su adicción al sexo, al placer de la carne, a alargar los orgasmos hasta el máximo punto, que con el dolor, la llevaba por mundos inimaginables. Pero, cada noche, su cuerpo pedía más y más, y ya ningún hombre satisfacía esos deseos que se tornaban cada vez más oscuros. A veces sumisa, otras, dominante. Gozaba que la ataran, que le dieran latigazos, que le amordazaran la boca, después, ya le producía placer estar con varias personas al tiempo, se volvió presa del dolor erótico, de la perversión a su máximo nivel.
Cada noche, en aquella habitación oscura, la visitaban los amantes de turno, los que la hacían esclava, los que la dominaban, a los que dominaba, los que hacían a su cuerpo todo tipo de experimentación carnal. La locura, se apoderó de su mente en esa madrugada sombría. Ya no sabía cómo saciar esa sed de sexo, esas ganas del dolor de su cuerpo. Se tocaba hasta sentir dolor, dormía un rato, despertaba con esas mismas ansias, y repetía ese ciclo vicioso sin encontrar salida.
Su mente se perdió por completo, ya ni el más mínimo roce de piel, ni el más sutil atisbo de frenesí carnal, le quitaron ese vacío. Llegó a la oscuridad, a esa del mismo color de su ropa de látex negra. Sentía en sus ojos sogas, que no le dejaban ver ya nada. Y desde aquella noche, en su mente veía a todos sus amantes de turno con grandes máscaras, antifaces, látigos, solo olía sexo a su alrededor, pero no los podía tocar, ni sentir. Era como si una maldición se hubiera apoderado de ella, como si le hubiera quitado el placer, y solo le dejaba a la locura como única compañera de oscuridad.
Una extraña sombra, pasó por el frente de ella, una sombra que pareció salir de en medio de sus piernas, una sombra que llevaba un collar plateado con el nombre de ella. Lo único que supo, era que su sexo, se había perdido en la locura.

#Relatos #Microcuentos #ÁcidoNeurótico 

Melancolía nocturna

Serpenteando en la noche,
sin destino, sin brújula,
sin años, sin tiempo,
persigo una botella de whisky
que no está,
sed del hoy
que seca el alma,
las tripas, el corazón,
la boca.
¿Qué soy en esta noche fría, de penumbra y misteriosa?
Respiro sin ganas,
me acompaña la canción de todas las décadas,
las venas en las manos
muestran los años en vano,
y en la piel,
solo las ganas de la no distancia.
Subo el volumen,
cierro los ojos,
me quito el sentir
y me voy al rincón de siempre,
a mi melancolía nocturna.
Oscuridad,
en el rostro,
las señales del ayer,
del quizás no mañana,
de los supuestos.
Agonía en las letras,
que cansadas,
se quieren embriagar de silencios.

#Poesía #ÁcidoNeurótico   

viernes, 13 de diciembre de 2019

Estrella negra

Soy una estrella negra
perdida en lo profundo de la materia oscura,
en la nada del universo en penumbras.
Las llamas de una supernova,
de hace más de mil millones de años luz,
me extinguieron.
El polvo de estrellas en mí,
se perdió en un agujero negro,
asteroides, como proyectiles,
se incrustaron en mi piel,
en mi mente, en el corazón.
Soy una estrella negra,
sin fuego,
sin galaxia,
sin expansión.
Ecos de silencio
llegan a mi humo sin lunas,
ondas sin señales de compañía,
y en las venas,
escombros de un big bang
que dio paso al cataclismo.

#Poesía #ÁcidoNeurótico

Complicidad secreta

Resbala por su cabello
una caricia que busca refugio en su piel,
que busca el destino de la locura
de una noche de su humedad.
Resbala por su piel de sol
una gota de mi frenesí
que busca llegar a su intimidad de miel.
Su minifalda negra
enloquece mi vista, mi pulso,
mi cordura,
lleva a contemplar el camino
del erotismo en sus caderas de volcán,
en sus montes de canela,
en su selva de amazonas.
Sus senos imaginan mis labios,
que sin premura,
devoran cada centímetro de éxtasis
de su complicidad secreta.
Sus piernas invitan
besos infinitos,
lentos,
besos que buscan sin afán su lujuria,
mientras sus manos se aferran
a mi confesión de pasión.
Ella, desnuda,
es el cielo en llamas,
y su mar,
con sus ríos,
torrentes que dan vida.

#ElWhiskyDeMediaNoche
#Poerotic 

jueves, 12 de diciembre de 2019

Whisky rojo


Todo estaba en el silencio más perturbador, la oscuridad reinaba, las sombras eran las dueñas de la vida. En el reloj, las 3:17 am. Como una gota cayendo en el concreto, su pensamiento aturdía,  en silencio, casi imperceptible, pero en su cabeza, retumbaba como bomba nuclear, arrasando con cada neurona. Taladraba en el cráneo la asfixia del hoy. Por las calles, cada gota de contaminación hacían de su vida total hastío de ganas de vivir. Solo veía lodo en vez de flores, hipocresía en vez de gratitud, solo máscaras llenas de puñales que se clavaban por la espalda. Aprendió a cuidarse de cada sombra, hasta de la suya. Llevaba solo una noche en aquel hotel, su paso por La Habana, lo dejó con unas huellas en su piel, el erotismo lo llevó a la locura total, no tuvo más remedio que asesinar a aquella mujer que lo embriagó con su piel de mar, con sus caderas de ron y de boleros. Huyo a La Habana, después de colocar un carro bomba en Oslo. A veces, lo hacía por trabajo, otras, por placer. Se ocultaría algunos días, en aquella habitación oscura, de mala muerte, mientras pasaba la búsqueda de aquel asesino.
Salió, la noche después de su llegada, a un bar, a una cuadra de aquel hotel. En la barra, tomaba whisky, mientras sonaba blues de fondo. La atmósfera roja lo estaba enloqueciendo más, el humo, el ruido, las personas con sus voces de tambor de guerra. Él solo quería calma, pero todo lo llevaba al desenfreno. De repente, la vio, usaba minifalda negra, tacones rojos, un escote profundo alucinaba sexo de locura, sus labios rojos, su nariz respingada, su mirada coqueta, era la perdición. No desesperó, esperó en la barra, como quien sabe que cazara a su presa. Pasada la medianoche, ella fue al baño, él, la siguió. En la entrada la miró a los ojos, con la mirada que solo los asesinos saben hacer, miró sus labios, su escote. Le dijo al oído: su locura invita un whisky, ella, sonrió. El licor en la cabeza, lo estaba llevando ya al desbordar la ira que lo acompañaba desde la primera vez que asesinó. Aquel día le temblaba todo, el miedo lo consumía, pero, después de matar, sintió un éxtasis que le dio calma a su alma errante, fue como un orgasmo, se liberó y desde ese día, solo eso le da placer.
En aquella habitación oscura, le quitó la ropa con locura, regó media botella de whisky encima de su piel, bebió de el en sus senos, en su cintura, en sus muslos, en medio de sus piernas. Ella, rasguñaba su espalda dejando las marcas de su pasión. Pero al momento de llegar, él, perdió el control de su mente, y esa misma voz interna se apodero de su todo. Ella derramó su locura por completo, ahí, él, tomó el puñal de la mesita de noche y empezó a clavarlo en su cintura, mientras los gritos de desespero aumentaban su libido, más rápido lo clavó en el cuello, en sus senos, hasta que quedó todo en silencio y manchado de sangre por todos lados. Su cara, llena de rojo, lo hacía libre de nuevo, pasó su lengua por sus labios y saboreó aquella sangre aún tibia. Llegó el amanecer y él, despertó al lado de aquella mujer, de la cual, no sabía ni su nombre. Se duchó, se colocó su ropa negra, y marchó a un nuevo destino. Aquella habitación oscura guardaba un cadáver de una rubia fatal. Seis días después descubrirían el cadáver, el olor, delató esa escena macabra, y él, el asesino, ya llevaba seis asesinatos más, esta vez, en la ciudad de las flores.

#Relatos #Microcuentos #ÁcidoNeurótico 

miércoles, 11 de diciembre de 2019

Estar en ti

Estar en tus labios de dulce,
ser el sabor de tu sensualidad,
recorrerte lento,
vivir las sensaciones de tus secretos.
En tu piel, el manjar,
explorar tus poros con los labios de la locura,
sentir el cosquilleo de tu respiración
en mi deseo de noche.
Sentir tu suavidad
en las yemas de mis dedos,
la dulzura de cada pliegue
de tu piel canela
en mis labios sedientos.
Pasar mi inspiración sin palabras
por tu mirada invitadora,
mientras mis letras te quitan
un instante, la ropa
y se resbalan por la magia
de tus piernas de caribe.
Estar en ti,
y en un suspiro,
ser el sofá de
tu tarde de refugio.

#Poesía 

martes, 10 de diciembre de 2019

La locura vestía de dama oscura


Todo estaba en el silencio más perturbador, la oscuridad reinaba, las sombras eran las dueñas de la vida. En el reloj, las 3:17 am. En una habitación a la oscuridad, en aquel viejo edificio de la calle 66, en el piso 6, una presencia extraña llegaba a alterar el silencio, a quitar la calma. En la mente, un viejo piano empezó a sonar, lento, llevando a Louis por un sueño de misterio. En las paredes, grandes arañas tejían una trampa. Del techo, se desprendían trozos de madera, que al caer dejaban entrar la lluvia, y en la oscuridad aterradora de aquel sueño, apareció una dama de negro. Aquellas arañas se convertían en perros negros, las telarañas se convertían en lasos de sangre que empezaban a resbalar por las paredes. Empezaron a entrar criaturas negras con alas de fuego. La sangre que llegó al suelo, comenzó a formar corrientes, como río turbulento, y en esas aguas de rojo, se veían rostros con ojos blancos, ojos de locura.
Una gota de sudor resbaló por la frente de Louis, y despertó como si un tsunami hubiera pasado por su mente. Aún la oscuridad de la madrugada reinaba en esa habitación, pero eso mismo pasaba ya muchas noches, meses, incluso. Como una alucinación, sintió un charco en el suelo, sus pies descalzos lo sintieron, y al ver, una mancha de sangre cobró vida. Salió una criatura endemoniada,  empezó a trepar por sus piernas, quemaba, llegó a su estómago, a su garganta, a sus ojos, lo miró profundamente, quitó el aire, por dentro empezó a secar, exprimió el sentir.
El hambre se apoderó pero no había nada. Uno a uno cada segundo taladró en la mente, ya no existía algo a qué aferrarse, sintió como caía a un abismo de la mano de una dama de negro, oscura, fría, pusilánime. Desesperado, intentaba sacar de su cuerpo esa asfixia y quitar de la mente esa presencia. Se miró al espejo pero ya no se reconoció. Un espectro siniestro vio reflejado, sin luz, sin vida, al fondo de esa mirada, una penumbra desoladora. La angustia de estar vivo consumía las manos, que apretadas, daban golpes al espejo. Ya no aguantó más, cada hora luchada fue en vano, cada década vivida, un vacío interminable de superficialidad. La locura vestida de dama oscura, lo supo y llegó a reclamar esa alma, ese cuerpo carcomido por los cuervos que dejaron de ser mariposas.
Las paredes empezaron a acercarse triturando todo. La vista dejó de mirar al espejo, los ríos de sangre empezaron a formal olas en lo pequeño pero inmenso de su mente desenfrenada, su sangre, por dentro se detenía formando nudos que quitaban cualquier atisbo de vida. Una mano se estiró y lo tomó. Saltaron a un agujero negro que llevaba a no caer en algún lugar, errantes en la nada. Y mientras caían, en su mente, pasaron todas las imágenes de su vida, una a una, las risas, los orgasmos, los regalos de niño, el primer beso, el hogar, todo. Ya nada tuvo sentido.
La mano que lo sostuvo fue la soga que colgó del techo, el abismo y agujero negro, los segundos que duró en extinguirse su vida cuando quitó la silla y dejo su cuerpo pendular en el aire hasta suicidarse. La locura convertida en muerte acabó con la primera víctima, que cobarde, o valiente, puso fin a una historia. Pero aquella huella de la dama de negro, de la locura asesina, de la penumbra sin compasión, no sería la primera.

#Microcuentos #Relatos #ÁcidoNeurótico  

lunes, 9 de diciembre de 2019

Regálame un secreto

Suave destello de anhelo
en tu piel de atardecer,
cada gota de sol recorre tus poros
con la suavidad de la seda.
Suspiro que atraviesa las montañas,
llegan a tu mar canela,
anhelo que busca un secreto entre
tu sensualidad y la inspiración.
Regálame un secreto,
hazme pluma,
letras llenas de vida
en tu regazo de diosa,
regálame la complicidad
de una noche soñada,
hazme poeta de nuevo
en tus piernas de miel,
en tu cabello negro,
en tus labios rojos.
Hazme poema en la poesía
de tu presencia sensual,
hazme un momento
de eternidad ,
un amanecer sin olvido,
una madrugada de sudor,
una noche de complicidad.
Regálame un secreto
en tu intimidad boreal.

#Poesía