jueves, 8 de marzo de 2018

¿Sentirás?

Centenares de miradas se entrelazaban
en la sala azul de la biblioteca,
algunas se encontraban y se saludaban silenciosas,
siguiendo su rumbo en la tarde;
las páginas desbordan por todos los rincones,
historias que se confundían por todos los rincones,
historias que se confundían en lo infinito de los recuerdos.
De repente se acercó a mí una mirada oculta
que estaba esperando mis versos de poeta;
Ella sintió como mi mirada
recorrió suavemente su cabello, sus ojos,
tratando de eclipsar aquel salón,
de dibujar una sola mesa para dos.
Sentí mi rostro un poco encendido
e instantáneamente mi pluma sintió
la necesidad de empezar a recorrer su cuerpo,
se agitaba mi ser,
mientras ella observaba con celeste calma su libro…
lucía un blanco que hacia juego con su cabellera dorada,
con su piel canela.
Sus labios, sus ojos, su nariz,
se entregaban por completo
a la contemplación de mis sentidos,
que no hacían más que encender mi locura.
Cabelleras de distintas formas y tonos interrumpían
de vez en cuando mi contemplación,
pero de nuevo regresaba su rostro de lo lejos,
regresaba su cara de niña
¿Qué tan hermosa eres sino puedo aclarar mis sentidos y observarte sin euforia y alevosía?
La tarde se tornó cómplice de mi fantasía,
los segundos se aliaron a mi ilusión poética,
tan solo la noche sería la que
interrumpiría ese viaje por el cielo de los sueños.
Mientras tanto sigue mirándome,
huracana mi existencia,
trasciendo al abismo de los poetas,
a ese paraje recorrido por la lluvia,
por la noche oscura.
Y sigues allí,                           
sentada, inmarcesiblemente diosa,
mientras acaricias tu cabello y tu rostro,
en mi pecho retumba la odisea
de mis fantasmas ocultos,
y tus manos suaves se dibujan diáfanas,
y mi beso oculto te recorre los poros
con la más pura calma del mar;
me observas,
la duda impregna la razón,
mi sentir ya está hechizado
por tu hálito de mujer pura.
Es aquí cuando el poeta pregunta al éter:
¿y ella sentirá como mis besos la recorren íntimamente?
¿percibe el incontenible palpitar de mi contemplación hacía ella?
Sin tan solo dijeras acompáñame,
sin tan solo tu mirada
pusiera fin a mi frenesí.
Y tu cabello juega en tu cuello,
y tu bolígrafo percibe tus dedos,
tu cuello que expira fragancias de olivo,
campos de girasoles y néctar…
¿sentirás?
mientras esta duda me embarga,
tus más ocultos encantos me consumen el aliento
y la tinta de mi bolígrafo
y mis suspiros.

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