¿Cómo explicarlo?
no lo sé y no lo puedo,
sé cómo se siente,
soledad que se
mueve en tu mente y quizás en la demás gente.
Una mano frotando
la otra,
a veces un viento
de fortaleza
y otras veces un
temor de pequeñez,
la mano frotando
una vez más
en una larga espera
para poder
agarrar la luz allá
afuera.
Veo y lo siento,
corazones en
descontento,
almas y cuerpos sin
más que desaciertos,
ojos que solo
duermen y se enceguecen,
bocas que dicen
otro día,
otro sorbo de humo
nos enloquecen.
Semanas y horas
enteras
en compañía de
noches en vela,
días nublados,
pensamientos ridículos,
latidos de agonía y
escarmientos.
Juntos y solos,
nos sentimos ceros
y menos,
nos miramos y no
nos vemos,
atados,
encarcelados,
y aún así seguimos
con la luz afuera
llamándonos,
a veces.
Vuelve el amanecer,
atardecer, anochecer, otro día,
otra hora sin
esclarecer…
pero solo un día,
una sola aurora
celeste,
nos devolverá a
todos sin esconder,
la luz ya cansada
por no podernos tener.
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