un mundo extraño,
enigmático,
grises, negros,
angustias…
de repente la luz
invadió el pequeño
lugar
y apareció tu
imagen dorada
sostenida en un
corcel,
tus piernas,
caderas,
tus labios,
tu vestido negro,
toda palpitante…
Y me observabas
mientras yo
percibía a lo lejos
demonios con
espadas y dardos.
Y sentí como
trascendía,
percibía armonía y
lucidez,
locura, pasión y
sexo,
me sentía en tu
mirada.
Y empecé a sentir
familiares
las batallas de tus
demonios,
de tus miedos
y de los míos.
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