lunes, 13 de mayo de 2019

La montaña de fuego

Él la tomó de la mano en medio de aquella selva. Un camino, casi borrado, los llevaría a lo alto de la montaña. Allá pasarían aquel fin de semana.

- ¿Falta mucho?
- Un poco, ves esa montaña, a lo lejos, la llaman la montaña de fuego. Allá debemos llegar.

En medio de aquel camino de piedras,  árboles y neblina, los sorprendió la noche. Sentían como la oscuridad profunda los perseguía, los intimidaba. No podían ver la luna ni las estrellas por lo espeso de la vegetación. El camino cada vez era menos claro. La luz de una vieja linterna, que les ayudó en la travesía nocturna, se apagó.
Con los pies en el lodo, el desespero les llegó. Estuvieron caminando en círculos, sin que se dieran cuenta, por más de tres horas. Cansados, con hambre, frío, sed y temblorosos, se sentaron encima de una piedra, que sin darse cuenta, tenía una forma extraña, como una puerta.

Al calor de una fogata encontraron la tibieza del cuerpo, por fin un momento de calma y el hambre apaciguaron con las últimas porciones de alimentos que llevaban en sus mochilas. Cerraron sus ojos y el sueño les llegó. Mientras dormían, de la piedra, salió una figura dorada, con alas enormes, ojos de sangre, labios de fuego, mirada oscura. En aquella piedra, lo que no se veía, desapareció.

En el periódico del pueblo más cercano, aquella mañana de abril, titulaba en primera página: Hallan sin vida el cuerpo de dos jóvenes incinerados en la montaña de fuego.

#Relatos #Microcuentos
#ÁcidoNeurótico 

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