Se fueron desvaneciendo como pompas de jabón.
Ch. G.
Soles, lunas,
eclipses crepusculares y progresivos,
todos auscultando
mis derrotas, mis triunfos;
quizás aquella
maldición adquirida
me lleva al limbo,
al parapeto de la
locura.
Diosas, princesas,
todas recorriendo mis poros
todas recorriendo mis poros
tan detenidamente
que trascienden en la epopeya
que trascienden en la epopeya
de la inquietud
absurda.
Y es aquí,
la oscuridad
fulgurante
de la soledad
amada;
tan solo los poetas
buscan con orgullo
el trono de Zeus
preguntando al
ser
la inconformidad de
las palabras.
Desvanezco ante la
neblina helada,
ante la mañana
póstuma,
en la aurora gris;
y giros, vueltas,
que desvanecen mis
segundos
en la cama
taciturna de mis desdichas.
Quizás solo tú,
mujer bendita,
te conviertes en la
llama
de mi locura,
de ser humano y
de no-ser,
de soñador, bohemio
y batallador de
solitarias faenas surreales.
Solo tú, ser de mi
locura,
mereces todos mis
anhelos.
Entre tanto
sigue desvaneciéndose
sigue desvaneciéndose
mi sangre
en el éter de opio y anís.
en el éter de opio y anís.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario