lunes, 21 de octubre de 2019

Zapatos mugrosos


Era un día, quizás, como cualquier otro, pero para los demás. Para él, era domingo de ir al parque con su hijo, y eso, era lo mejor del mundo. Sí, escapaba de ese mundo lleno de realidad, de asfixia, de noches largas de insomnio, de dolores de cabeza, de ansiedad, estrés. Pero ese día, se olvidó de todo. Jugando fútbol, corriendo, viendo los ojos de su hijo iluminarse como constelación de Orión, la vida tenía total sentido. De pronto, empezó a llover, pero en vez de correr, se mojaron jugando con la lluvia, que cómplice, los acompañaba en esa tarde diferente. Saltaron de charco en charco, se ensuciaron mucho más que los zapatos, pero reían, con las gotas como compañeras de juego.
En un abrazo de cielo, culminó aquella tarde.
Rumbo a su casa, como casualidad de lluvia, aquella mujer, con los ojos de cielo de agosto, con el cabello como lluvia de abril, lo miró. Algo se iluminó, era perfecta. De repente, ella, le miró los zapatos sucios, llenos de lodo, de mugre. Y con esa mirada, que solo las personas interesadas tienen, lo miró de nuevo. Supo, que los zapatos mugrosos, evitaron que la conociera. Quizás se salvó, y cada noche, sueña, con esa mujer, que no le mire los zapatos, sino su mente.


#Microcuentos #ÁcidoNeurótico

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