sus días le conocían y le trascurrían.
Poco a poco sus ojos se teñían de ocasos de otoño,
su rostro no traspiraba felicidad,
solo compromisos fantasmagóricos perseguía.
¿Y sigue atada a sus miedos?
El éter absorbe su esencia de ave,
me trae sus alas
para yo poder reconstruirlas
y darles un nuevo impulso.
Solo le pido que cuando vuelva a volar,
regrese de vez en cuando,
para garantizar que sus alas se encuentren perfectas
e inyectarles el combustible necesario para que no se agoten:
mis sueños.
#Poesía
No hay comentarios.:
Publicar un comentario