De tus entrañas
engendras
aguas cristalinas y
diáfanas.
El crepúsculo
prepara la aurora
iniciando con
maravilla
el celeste desfile
de blancos sueños.
Sorprendidos quedan
los ojos
observando arriba
como esos sueños se
vuelven llanto,
algunas veces de
alegría,
otras de
melancolía.
Sueños y sueños
donde se plasman
pensamientos y secretos,
mientras se
observan,
grandiosas,
juguetonas,
escondiendo en su
regazo a las palomas,
auscultando sueños,
despertando a la
luna.
Nuevo día , de
nuevo los sueños,
inmarcesibles como
inefables.
Mujer, quizás también eres nube.
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