llegaba a la mitad de su cintura,
a sus ganas de quedarse desnuda
en el fuego de su espada;
no valían las sumas,
las divisiones o las restas,
uno solo eran los dos…
y ese deseo de media noche
fue amanecer de sudor,
humeante desayuno de sexo con frenesí.
#Poesía
No hay comentarios.:
Publicar un comentario