a su íntima belleza,
aquel carruaje aguarda su feminidad,
y yo simplemente la acompaño
persiguiendo su perfume de olimpo,
auscultando su cuerpo unos pasos
adelante de mí,
protegiendo su aire de vacuos pensamientos;
su mirada me inspira
a los más etéreos suspiros
y su cabello me roba
caricias de contemplación…
su cuerpo en secreto
me delata su soledad.
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