Marchitas espinas se diluyen en olvidos... gotas de lodo marcan senderos al suspiro errante. Suena el llanto de un ángel... grito fue pantano movedizo… después nunca llegó. Secas venas se deshacen en nada… cristales de ruido llevan máscaras al destino vagabundo. Grita el silencio de un demonio… boca fue cueva de infiernos… ahora nunca fue.
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