miércoles, 10 de julio de 2019

Maldito carro bomba


Arreglaba mi corbata, acomodaba el blazer, me aplicaba gel en el cabello, perfume y listo para conquistar el mundo. Me sentía diferente, sería sin duda un gran día. En el transporte, rumbo al trabajo, abrí la agenda para ver pendientes. No pude ocultar mi felicidad al ver en la agenda una nota de Bibiana. Necesitaba ese día cerrar alguna venta en la inmobiliaria, quería invitarla a salir, además que la quería llevar a almorzar. Siempre que la iba a invitar le daba prioridad a otras cosas y terminaba por no llamarla, y ella me insistía tanto que no era justo, sentía un cargo de conciencia.
El tráfico, como de costumbre, estaba muy congestionado, ya llevaba quince minutos de retraso para llegar a la oficina. Ingresaba a las 10:00 am.

Y efectivamente, sería sin duda un día muy diferente que quedaría en la mente. 11 de noviembre, 10:15 am, sonó un estallido, todo se movió, seguimos el recorrido y a los cien metros, más o menos, empezaron las sirenas de las ambulancias a sonar, carros de la policía, el ejército, bomberos, todos pasaban a gran velocidad. No pudimos continuar en el trasporte porque estaba detenido. Bajé y empecé a  caminar, estaba ya muy cerca de la oficina.
De repente, en los andenes, miles de pedazos de vidrios que cayeron de las ventanas de los apartamentos y de las oficinas. Las personas corrían, varias de ellas, heridas por esos vidrios. Sus camisas, ropa, sus cabezas llenas de sangre al igual que sus manos;  gritaban, lloraban, corrían, momento de pánico y angustia.
Seguí caminando y llegué al edificio donde trabajaba. Absolutamente todos los vidrios del edificio por el piso, mujeres y niños llorando. ¿Qué pasó? le pregunté a Jairo, el vigilante. Sr Louis, es de no creer, sonó un estruendo, muy duro, todo se movió, colocaron un carro bomba en la esquina.
En la esquina trabajan dos compañeros con los cuales termine el bachillerato, así que salí corriendo para saber de ellos.
Al llegar la escena era de no creer. Escombros por el piso, vidrios, a unos cuantos metros un cráter en la calle, personas heridas, un carro hecho pedazos, algunas personas muertas. Pude ver a mis amigos, me acerqué, ellos por fortuna estaban bien, pero esa misma suerte no corrieron otras personas.
¿Por qué tanto terror? ¿Quién tenía un corazón tan oscuro para hacer eso? ¿Y si hubiera llegado a tiempo y fuera pasando por el frente al explotar el carro bomba? ¿Y si ese carro bomba se hubiera llevado a alguien cercano? ¿Qué sería de la vida de las personas que sí estaban sufriendo en carne propia esa tragedia pusilánime?  
¡Maldito carro bomba!

Aquel día en la tarde llamé a Bibiana, le pregunté que si quería tomar un café, salir un rato. Me dijo que no, que la verdad se había cansado de esperarme tanto, que lo mejor era que cada uno siguiera su camino.
Desde aquel día no volví a ser el mismo. La vida tomó otro valor y aunque tardé varios años en quitarme esa imagen de la mente, aprendí a valorar los minutos, el tiempo, la vida, las compañías verdaderas, el hoy.


#Relatos #ÁcidoNeurótico 

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