de la tarde
gris,
por las
sendas de aquel fuego
de una tarde,
por los
caminos del licor,
por lo
absurdo de lo no normal…
siempre
persiguiéndome,
respirándome,
acechándome,
llevándome al
limite
de la cordura
y la locura,
quitándome el
aire con cada paso,
con cada
madrugada,
con cada café.
A veces
ganándome,
a veces
ganándole,
pero siempre
juntos,
sin tregua,
y desde aquel
primer día
que lo sentí,
camino con él
a mí espalda.
Siempre me
aúlla,
me acecha,
quiere mi
alma,
mi muerte,
me lleva al
abismo a cada segundo,
cada noche,
cada
madrugada de insomnio,
me quiere
llevar a una locura desesperante,
cansarme de
la vida.
Pero así
tenga noches oscuras
al lado de
sus ojos negros,
siempre
despierto
y sé no le
tengo miedo,
nunca le tuve
miedo;
desde ese día
el perro negro
y yo, nos
jugamos la vida
a cara o
cruz.
#Poesía
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